Sofía Giobergia y Gonzalo Focianos recuerdan su experiencia en la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013.
Bahía Blanca, Argentina. – Sofía Giobergia y Gonzalo Focianos son dos jóvenes argentinos oriundos de Bahía Blanca, una ciudad al sur de la provincia de Buenos Aires.
Sin conocerse, viajaron como peregrinos a la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013, una experiencia que transformó sus vidas. Hoy, como amigos y parte de la misma comunidad, nos cuentan cómo vivieron esa aventura y las expectativas para Panamá 2019.
Sofía y Gonzalo tomaron la decisión de ser parte de la JMJ casi de manera accidental, alentados por la invitación de un sacerdote.
“La decisión nació en comunidad con un grupo del que participaba. No tenía experiencias previas, y la motivación vino del párroco que nos acompañaba” contó Sofía.
En el caso de Gonzalo, fue como saldar una cuenta pendiente: “Un sacerdote amigo me invitó a participar a la JMJ de Madrid y no tuve la posibilidad de asistir. Me había quedado con las ganas”.
Como parte de la misma parroquia, se anotaron como peregrinos y allí comenzaría la amistad.
“Nos organizamos un grupo de unas 30 personas, con unos 8 meses de anticipación. Hicimos cursos de portugués con una profesora, averiguamos presupuestos de vuelos, hospedaje, todo”, recuerda ella.
Y él completa: “Me acuerdo que lo viví con intensidad. Fueron meses muy lindos, juntando fondos y conociendo a los chicos que iban a viajar conmigo”.
Luego de tantos preparativos, llegó el momento.
“El viaje fue increíble, la experiencia de vivirlo en comunidad fue extraordinaria, nos unió mucho” cuenta Sofía, que también hace mención de lo que más la impactó de aquel viaje: “La visita a Aparecida fue imponente, pero la peregrinación con Adoración Eucarística de noche en la playa de Río, con miles de jóvenes adorando a Jesús durante toda la noche, fue un momento muy movilizador”.
Para Gonzalo fue un punto bisagra en su vida: “Me impactó la cantidad y diversidad de gente que cree en lo mismo que nosotros. Fue muy emocionante vivir una fe joven, renovada, en Jesús vivo.
Personalmente, empecé a vivir realmente la fe después de esa Jornada. Ahí conocí realmente a Jesús” se sinceró.
Los dos no dudan en recomendar a todos los jóvenes pasar por esa experiencia, aunque esta vez les tocará vivirlo desde otro lugar.
Juntos acompañarán y vivirán desde Argentina la JMJ Panamá 2019, pero se unen para afirmar: “Sin dudas es algo para volver a vivir” y cerró Gonzalo: “Me encantaría volver a sentir la emoción que tenía en la misa de clausura de la Jornada. Más de 3 millones de personas en las playas de Río, fue hermoso”.
Su deseo para todos los participantes está claro: que vivan la Fe y ésta transforme sus vidas de la misma manera que sucedió con ellos.