Joel, Carlos, Pamela, Nataly, Patricia y Miguel relatan cómo se preparan para el evento o cómo vivieron encuentros anteriores.
Santo Domingo, R.D. – Cuando faltan tan solo cuatro meses para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), comparten sus experiencias jóvenes de la Arquidiócesis de Santo Domingo, que han participado o participarán por primera vez en el encuentro multitudinario que en 2019 tendrá lugar en Panamá.
Al conversar sobre la participación en este evento, Joel Méndez expresa: “al encontrarme con jóvenes en la Pastoral Universitaria comenzó el deseo de vivir la JMJ, de tener ese encuentro con otros muchachos que estuvieran locos por el Señor y dispuestos a hacer cosas distintas”.
Respecto a la preparación para esta vivencia, destaca: “la oración y la catequesis son lo mejor. Vamos a vivir una experiencia que impulsa nuestra fe y caridad, para así poder transformar el lugar donde estamos”.
Además de las catequesis, Carlos Arturo Sánchez comenta que han realizado diferentes actividades para recaudar fondos. Nos cuenta además que él está preparando un video sobre esas acciones, pues tiene la esperanza de que verá al Papa “de ahí ahí” (expresión dominicana que quiere decir: personalmente, de manera cercana).
Pamela de la Cruz comenta que ha aprendido mucho en el proceso previo a la JMJ Panamá 2019. “Nos enseñan que no es solamente ir a la Jornada, sino que tenemos un compromiso en la Iglesia”, afirma.
¿Cómo vivir la JMJ?
“Quiero compartir mi experiencia de fe con otros jóvenes, además de encontrarme con el Santo padre”, nos dice Nataly Almonte, integrante de una comunidad Salesiana.
A partir de su experiencia en la JMJ Cracovia 2016, Patricia Grau, al motivar a los futuros peregrinos, expresó: “espero que muchos jóvenes tengan un encuentro personal con Cristo. Que creen un sentido de Iglesia, de comunión, porque somos un mismo cuerpo, comemos un mismo pan, y que también vean en la Santísima Virgen María el modelo de cristiano para su vida”.
Por igual, Miguel Ángel Rodríguez, quien participó en la JMJ Madrid 2011, expresa: “mi experiencia fue extraordinaria, porque no solo viví un momento de fe, sino un encuentro de generaciones, de nacionalidades”.