Hoy celebramos el Día Internacional de la Juventud, una fecha importante pero a la vez invisibilizada. Debemos tener presentes los logros que hemos alcanzado, pero igualmente recordar a las autoridades que tenemos muchos retos por superar.
SIGNIS Costa Rica Joven – Andrés González
San José, 12 de agosto de 2018. – Hoy celebramos el Día Internacional de la Juventud, una fecha tan importante pero a la vez invisibilizada. Debemos tener presente los logros que hemos alcanzado en nuestros países en los últimos años, las luchas que como juventud preparada hemos dado; sin embargo, es más importante aún, recordarles a las autoridades que tenemos muchos retos por superar y problemas que exigen una pronta respuesta.
La mayoría de jóvenes de América Latina y el Caribe enfrentamos con creces y de manera diferenciada problemáticas como la falta de acceso a la educación, el desempleo, las debilidades de los sistemas de salud, la carencia de espacios de participación. Por ende, encontramos uno que es trascendental para el desarrollo de las juventudes y es el de espacios seguros para este sector de la población.
Citando al Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, “las esperanzas del mundo están puestas en la gente joven. La paz, el dinamismo económico, la justicia social, la tolerancia: todo esto y más depende, hoy y mañana, de que aprovechemos la energía de la juventud”.
Tenemos claro que existen avances importantes que realizan nuestros gobiernos, pero ¿será esto suficiente?, queda pendiente la consolidación y articulación interinstitucional que potencie los esfuerzos orientados a mejorar las condiciones de vida de los jóvenes, promoviendo una perspectiva generacional para las políticas públicas con un enfoque inclusivo y equitativo para la juventud.
Después de haber vivido una experiencia con jóvenes de distintos países de América Latina y el Caribe, de conocer sus historias, he llegado a la conclusión de que una importante apuesta en la región debe ser la generación de estrategias de promoción del empleo y el emprendimiento como mecanismos de desarrollo y bienestar individual y colectivo, que permita a las juventudes maximizar su potencial transformador, favoreciendo la garantía de derechos sociales, políticos y económicos, esa es nuestra principal demanda.
Como jóvenes necesitamos espacios seguros donde podamos reunirnos, disfrutar en actividades, participar en la toma de decisiones y expresarnos libremente, sin ningún tipo de discriminación, sin temor a ser juzgados por nuestro color de piel, religión, género…
Una de las grandes dificultades que estamos viviendo, es que para la mayoría de los jóvenes de hoy, la Iglesia y la religión tienen poca importancia en la vida diaria. A veces es más importante nuestra relación con los medios sociales, las fiestas, y dejamos a Dios y nuestro camino en la fe de lado.
Estamos a poco más de cinco meses de vivir la Jornada Mundial de la Juventud, en el que confiamos será toda una experiencia enriquecedora para las y los jóvenes cristianos de todo el mundo, compartiremos nuestra fe, las tradiciones religiosas y la misión propia de la Iglesia; así que debemos prepararnos no sólo como jóvenes sino como comunicadores para poder transmitir el mensaje que Dios nos dará por medio del Papa Francisco.
Los jóvenes somos el presente y, al abrirse los espacios de participación adecuados, así como los canales de comunicación pertinentes, tenemos el potencial de contribuir a la edificación de sociedades de valores más justas y equitativas.