Julio Pernús, integrante de la delegación cubana a la Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019, llevó el símbolo que santificó Francisco durante su visita a la isla en 2015.
Entrevista a Julio Pernús, integrante de la delegación cubana a la Jornada Mundial de la Juventud Panamá 2019.
Julio asegura que no recuerda el momento exacto en que aproximó la cruz al Papa Francisco. Estar tan cerca de él le hacía ver todo mucho más apresurado.
En aquella ocasión —septiembre del 2015— el Santo Padre se había reunido con cerca de cinco mil jóvenes cubanos en La Habana, como parte de su visita a la isla.
“Ese día yo estaba muy animado y nervioso. Tenía que llevar el símbolo, junto a dos muchachas de otras vicarías, para que el Sumo Pontífice lo bendijera. Fue un instante de alegría y fortaleza espiritual, un encuentro con Dios… Sin dudas, ha sido una de las experiencias más grandes”, enfatiza Julio Norberto Pernús, uno de los más de 400 cubanos que se preparan para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Panamá 2019.
El comunicador de 29 años confiesa que no imaginó tener la oportunidad de volver a ver al Papa. Por eso, y por la posibilidad de compartir con personas de todas las latitudes, la próxima cita es para él un regalo y el momento para cumplir con una etapa de su vida.
¿Cuáles son tus motivaciones?
Siempre tuve la ilusión de ir a una JMJ para vivir una experiencia de carácter universal que nos animara a seguir en nuestros proyectos pastorales y de vida. Para mí, el poder acompañar a otros jóvenes en la misión y evangelización resulta un estímulo.
Además de marcar una responsabilidad, este será un espacio para materializar un proyecto que siempre soñé. El hecho de que la Jornada sea en América Latina —el continente donde más católicos hay en el mundo— nos abre un campo grande.
¿Qué representa para los jóvenes cubanos conformar una delegación tan numerosa en comparación con citas anteriores?
Este es un momento histórico, un evento sin precedentes para nuestra Iglesia. A los jóvenes cubanos les hace falta experimentar algo así: un encuentro donde puedan mostrar su fe a plenitud en un ambiente diverso, gigantesco. Ha sido un gran paso de la Iglesia el de confiar en nosotros. Ahora nos toca responder con valentía.
¿Cuál es la importancia del encuentro nacional que tendrá lugar en Santiago de Cuba unos meses después del evento en Panamá?
La Jornada nacional mantendrá toda la espiritualidad y el programa de la cita mundial. Realizarla significa darle la oportunidad a miles de jóvenes que no podrán ir a Panamá, sobre todo por cuestiones económicas. Creo que esa iniciativa de disfrutar de un espacio más local como pastoral juvenil no se debe perder.