El educador y catequista estuvo en Río como voluntario y ahora repetirá la experiencia en Panamá 2019.
La voz de Ezequiel Pereyra es firme, convincente. No duda en afirmar la importancia que tendrá Panamá 2019 en su vida y en la de todos aquellos que participen.
Docente, miembro activo de su diócesis, esposo y padre de cuatro hijos, estuvo en Río como voluntario y ahora repetirá la experiencia en la próxima JMJ. “Vivo la fe en comunidad” se sinceró.
La participación de jóvenes argentinos como peregrinos y voluntarios es inminente en Panamá y así lo reflejó Ezequiel, fuerte devoto de la Virgen de Luján: «Cada comunidad parroquial organiza su concurrencia y también por medio de las redes sociales la gente se autoconvoca. En este último tiempo y dada la situación social del país, muchos tuvieron que desistir, pero igual los jóvenes se organizan con mucha creatividad para estar presentes. Hay por ejemplo un grupo de jóvenes que viajarán haciendo postas en diferentes ciudades, hasta poder llegar a Panamá».
Para Ezequiel, el Encuentro Nacional de Jóvenes realizado este año en su país fue una antesala sin igual de cara a Panamá: «Seguir animando y fascinando a los jóvenes argentinos, motiva y contagia a que puedan participar de la JMJ».
Él, que se desempeña como educador y catequista, reconoce que el nerviosismo comienza a aparecer a pesar de no ser su primera vez: «La ansiedad juega en contra porque cada JMJ se vive de manera diferente, es una experiencia única e irrepetible» explicó.
Vinculado a la religión desde su infancia, pocos años después optó por afianzar su vocación por el servicio especialmente enfocado en los jóvenes.
En 2000 fue parte de la Jornada Mundial en Roma como peregrino y luego de acompañar a otros jóvenes en experiencias posteriores, en 2013 decidió participar como voluntario en Rio.
Sobre aquella JMJ recordó: «Conocer jóvenes de todas las latitudes, sus experiencias de fe, sus costumbres y celebraciones, me mostró una vez más lo grande que es Dios. Siento cómo acrecentó mi fe porque en cada rostro Él se hace presente y todos podemos poner nuestros dones al servicio de los demás. Esto me anima a vivir el Voluntariado en Panamá» señaló.
Sus expectativas son tan claras como sus convicciones: «Es una gracia de Dios que se pueda realizar la JMJ en nuestro continente, nuestros jóvenes necesitan una mayor atención y cuidado».
En el cierre, hizo una reflexión conmovedora: «El encuentro con los jóvenes, pedido por Francisco y llevado adelante por la Pastoral de Juventud de Argentina, marcó un antes y un después en mi vida«.
Para él, el objetivo sobre el cual trabajar es claro: «Cada joven debe sentirse invitado a participar, a ser testimonio imitando los rasgos de Jesús y llevar a la acción las palabras de nuestro Papa Francisco».